La principal razón de trabajar en lo que hago, no es solo porque me encanta y creo que cada día nos podemos reinventar, sino que también todo pasa por mí misma. A diario aprendo algo, bien sea durante el día o bien sea de mi pasado, lo importante es el aprendizaje para buscar ser mejor para mí misma, no para los demás. Me hace gracia, cuando me dice... “quiero ser una mejor persona”, y les pregunto: ¿Qué es para tí y qué significa para ti ser una mejor persona? La mayoría me empiezan a describir lo que “deberían ser” lo “socialmente correcto” y sobre todo una descripción que parece sacada de la Biblia... muy mona eso sí, digna de enmarcar, pero pocos son los que comienzan por hablar en primera persona y se adentran en sí mismos, buscando ser congruentes con lo que quieren y empatando su ideal con su personalidad y me explico, antes de que caigamos en malas interpretaciones.
Cada uno de nosotros es único, ni los gemelos son idénticos al 100%, y cada uno tiene su forma de ver la vida y sus gustos. El ser bueno, solidario, buen amigo, buen esposo, buen.... lo que quieras, es muy generalista, cada cual tendrá su propia idea de lo que significa, al fin y al cabo si vemos lo que nos dicen las religiones, las ideologías, todas acaban describiendo lo mismo con una retaila de adjetivos “correctos”. Lo importante es cómo nosotros nos definimos a nosotros mismos y no cómo nos definen los demás, os tengo una noticia, no pongáis tanto empeño en encajar en lo que los demás opinan... hay tantas opiniones de ti como gente que conoces... si conoces a 1000 personas, habrá 1000 Lauras, Martas, Luises, Robertos, Fernandos, Gabrielas, Patricias... paseando por el mundo, cada una de esas personas, tienen una idea y una imagen y una experiencia diferente contigo, aunque estén todos en el mismo lugar, cada uno vivirá y recordará con algunos o muchos detalles diferentes la misma situación.
El valor que tú te das a ti mismo es el que importa, el resto es compartirte con los demás y dar lo mejor que quieras dar de ti.
Como todo, no todos ven las cosas de la misma manera, ya que simplemente son diferentes a nosotros, son otras personas, con sus emociones, sentimientos, metas, formas de ver la vida, así que creo que lo básico es empezar por uno mismo, como os decía en otra entrada: para mirar hacia afuera, primero hay que mirar hacia dentro...
Si hacemos memoria, en alguna ocasión, probablemente nos hemos encontrado relacionándonos con personas con las que hoy en día no coindicimos bien en su forma de ser o en su forma de actuar, dicen por ahí que hay personas que vienen para quedarse en nuestras vidas y otras están de paso, pero al final es nuestra decisión.
Entre las personas que se quedan y las que se van, a veces nos preguntamos ¿Cómo me sentía cómoda con esa persona que hoy no quiero en mi vida? la respuesta es que nosotros estábamos en el mismo canal que ellos y que si no quería estar, estaba permitiendo su influencia sobre mí. Aclaro, no hablo de personas buenas o malas, sino con objetivos y puntos de vida sobre la vida y cómo vivirla, diferente a nosotros... las variables de la ecuación no nos llevan a respetarnos al 100%.
Dentro de esas personas, que nos intoxican nuestra mente, está nuestra propia intoxicación... recordemos que cada uno hace lo mejor que puede en ese momento, y utiliza las herramientas que posee para enfrentar situaciones gratas y non gratas, así que en vez de flagelarnos mejor pensemos, en qué puedo mejorar la próxima vez.
Durante nuestra vida, vamos conociendo personas que nos aportan tranquilidad y crecimiento otras nos complican la vida, porque dejamos que nos las compliquen, nosotros los dejamos entrar y meterse en nuestra cabeza, así que influyen en nuestras decisiones y en nuestro comportamiento... ¿qué tan a gusto nos sentimos con nosotros mismos? ¿Es lo que queremos hacer realmente? ¿Nos sentimos “obligados” a hacer y comportarnos de una manera en la cual, sin ellas no lo haríamos? ¿fingimos? ¿les damos la razón cuando no se la queremos dar porque pensamos diferente pero si no lo hacemos no encajamos, no nos aceptan o nos “castigan”? El castigo no solo se aplica, dejándonos sin cena o en la habitación como cuando éramos pequeños, el castigo es la aplicación de el absolutismo en tiempo real, para intimidar a alguien y que haga lo que yo quiero...Es decir, el Ego y la soberbia en estado superlativo.
Bernardo Stamateas, en su libro Gente Tóxica, selecciona 13 tipos de comportamientos que nos generan toxicidad hacia nosotros y con nosotros:
Los meteculpas, Los envidiosos, el descalificador, el agresivo verbal, el falso, el psicópata, el mediocre, el chismoso, el jefe autoritario, el neurótico, el manipulador, el orgulloso y el quejoso.
Yo particularmente, he pasado por todos los estados y me he relacionado con personas con 1 o más comportamientos de los arriba descritos.
Antes, pensaba que la culpa la tenían los demás, ahora creo que fue mi decisión llevarme con ellos y permitir que influyesen en mí... yo estaba igual que ellos, ya que como dice la empatía, con quien mejor te sientes en con ti mismo, así que buscamos espejos en las personas que nos reflejan como somos.
La base de estos comportamientos es el Ego y la Soberbia... y esto nos lleva a los miedos que tenemos, los cuales se resumen en 2: miedo a no ser aceptado, amado, querido, incluido, o miedo a no ser apto, competente, exitoso...
Si observamos en casa, en la oficina o en sociedad ¿cuántas veces nos comportamos o decimos cosas simplemente para caer bien o agradar? ¿Cuántas veces le damos la razón a alguien, porque sí, así me quiere más? ¿Cuántas veces no estamos de acuerdo y nos callamos?
No confundir el hablar de más o la diplomacia con la falsedad o con el interés oculto.
Cuando eres tú y te comportas como tú eres y dices lo que piensas, no existen las estrategias, existen las opiniones, cuando estás con personas con las que no estás a la defensiva, existen aportaciones, cuando respetamos surge la humildad, cuando ponemos límites para que nos respeten, nos respetamos a nosotros mismos.
Cuando nosotros somos tóxico o estamos con personas tóxicas, se potencian nuestras debilidades, nos sentimos frustrados, con carga emocional, con miedos a qué hará o qué diran... pues bien, lo que ellos piensen o digan no significa que sea real, ya que lo primero que hacemos o hacen es describirse a sí mismos con la excusa de señalar a los demás... dime como piensas, hablar y te expresas de los demás y te diré qué grado de toxicidad tienes...
Como dice Bernardo en su prólogo, el propósito de tu vida es tuyo y solo a ti te pertenece, no a ellos, habrá quien lo alabe, habrá quien lo menosprecie... pero es tu vida, son tus sueños, tus metas, cómo tú quieres vivir y sentirte, ellos tienen las suyas, así que deja de pedir permiso y aprobación externa, la única aprobación que necesitas es la tuya, y si alguien viene a decirte o a comportarse como si necesitases la suya... es su problema que crea que debes pasar por su censura... mejor que miren hacia dentro y se enfoquen en su vida, que yo por lo menos, tengo muchísimo trabajo, manejando la mía... no tengo tiempo para conducir la de los demás, aunque alguno les fascine estar pendiente de las vidas ajenas...
Compartir, escuchar, opinar, es parte de las relaciones humanas, lo maravilloso es respetar al otro, dejarle ser quien quiera ser, y los juicios y las críticas negativas, producen lo contrario, es más ponen al descubierto la soberbia de las personas que creen que tienen la razón en todo, que saben lo que está “bien” y “mal”, que además buscan cómplices o súbditos que les den la razón, y que creen saber cómo son las cosas, qué pasó, que ocurre o que va a pasar.
No es lo mismo que un analista en base a estadísticas, hechos e investigaciones, pueda predecir cómo se va a comportar la bolsa, que creer saber cómo son las cosas... es más normalmente esas personas, están esperando que te equivoques, para señalarte con el dedo... a veces las circunstancias son más fuertes, o simplemente, te equivocas y punto.
Pedir perdón es parte de la autosanación, pero también que otros creas que debes pedir perdón por cosas que no son ciertas... a eso se le llama manipulación...
Relacionarnos con los demás de manera saludable, no implica agradar y hacer lo que ellos quieren, implica respetarte a ti y respetar a los demás y si esas personas no te respetan, la decisión es tuya, no de ellos.
Tener relaciones saludables es posible y es maravilloso, solo hay que saber respetarnos, identificar, y poner límites si se requiere, muchas personas nos respetan, las que no lo hacen... o respetan o bye-bye.
La toxicidad nos genera enfermedades, mentales, emocionales y físicas, dicen que de 90 enfermedades, 50 está producidas por la culpa y 40 por la ignorancia. No nos deja pensar claro, nos manejamos por miedos, nos autointimidamos pensando en qué pasará, no somos libres y la libertad nos la otorgamos nosotros mismos... nos metemos en una cárcel, donde el carcelero somos nosotros, pensando que la llave la tienen otros y no, está en nuestro bolsillo todo el rato, solo que no la vemos, porque la estamos buscando en otro lugar...
Próximamente, haré un taller sobre gente tóxica, como identificarlos, como manejarlos y cómo mantener siempre en nuestro bolsillo nuestra llave, y ver como esa toxicidad empieza también por nosotros mismos: dejar de creer en nosotros, dejar de respetarnos, dejar de valorarnos y estar viendo hacia afuera en vez de ver hacia dentro...
Saludos
Lau
2 comentarios:
Hola Laura, estupenda reflexion, nos ayuda a descubrir el camino de la vida que todos llevamos dentro. Gracias
Gracias!!, Un placer que te haya gustado. Saludos!!
Publicar un comentario