jueves, 12 de agosto de 2010

A donde irán los sueños

¿Qué es un Viaje? ¿Y aún me lo preguntas? como si recitase tal poema de Bécquer, escondido entre líneas, te respondo, Un viaje eres tú.

Esquivo la palabra porque no incluye mis costumbres, cual alma eterna pervive, sin emociones claras pero a la espera. Retumban en mis oídos, nítidas remembranzas de romanticismo bohemio, que sucumben a los deseos de viajar sin descanso y solo a veces se disfrazan de recuerdos.


Emocionada y asentada en el regazo de la ventanilla, disfrutando de la andanza, acallada como pájaro bailando entre el cielo y la fantasía, saboreando las páginas de un buen libro que me transporta desde la distancia a la utopía del vivir ajeno y se avista.

A dónde irán los sueños y quien los califica, a donde irán las esperanzas y cuantas viajan perdidas.

En mi pasión por los trenes, deleitándome del ronroneo de un vagón en movimiento, observando la historia a través del paisaje de una ventana e hipnotizarme por horas en los abrazos del pensamiento. Puede que Morfeo pase de largo entre los pasillos estrechos saturados de maletas llenas de memorias enlazadas a sus dueños, o puede que decida comprar un pasaje para sentarse a mi lado y ser compañero de ausencias por afables momentos. Si despierto soñolienta, aún con la respiración calma, descubro que mi acompañante mudó fugaz de asiento y así vuelvo a mis plumas, hojas y cuadernos, a escribir de nuevo desde mi voz oculta a plasmarla en pergaminos secos. Vuelve la mirada perdida, saboreando un café negro, cual aroma cautiva el instinto acechado de vagos recuerdos.

Me acomodo en el asiento donde aún se perciben perfumes de sus anteriores viajeros, embriagando la curiosidad de la historia que guarda cada uno de ellos.

¿A dónde viajarán sus sueños?

Me hechizo por transitar por lugares diferentes, acompañada de personas extrañas a la vista y sonrisas por conocer, aunque solo sea por unos instantes. Vuelvo a sentir la libertad de manera desigual, pensando en degustar una buena comida exótica lugareña o un buen vino brotado de las cepas de su tierra húmeda y a veces seca. Pasear al anochecer por las avenidas y las calles cayendo en la bohemia del tiempo y del viento en un breve espacio como si de un ritual se tratase, acompañada de la soledad del pensamiento, la música y comienzos. Cuales doncellas me brindan, las luces suaves de los fanales, camino abierto, que al mezclarse con los sonidos de la noche lúgubre, acompañan mis pasos pausados, de vuelta a las sábanas frías e inertes de un hotel perdido, alejado e incierto.

A dónde irán los sueños y quien los califica, a donde irán las esperanzas y cuantas viajan perdidas.

Mueve la experiencia insólita, única y perpetua que fallece en vida para revivir solamente en mis recuerdos, las ansias de arribar a buen puerto, bajo el velo de una estación llena de leyendas personales, lágrimas, abrazos y besos, al pie del andén aún manchado de despedidas desprendidas del corazón… mientras tiemblo.
Por fin el sonido del rechinar de las arandelas, avisando de la llegada a nuevas tierras, tumulto pegando sus protuberancias a las ventanas, esperando a ver saludos a mano alzada. Nervios, pesares, cansancio y alegrías bajan uno a uno del tren en fila, equipaje en mano y mundologías, quien sabe cuantos esbozan sonrisas.

A dónde irán los sueños y quien los califica, a donde irán las esperanzas y cuantas viajan perdidas.

Sigo esperando en el tren, sigo observando como pasan las vidas, ahora me pongo en pie, recojo mi maleta, mi paz y también mi propia vida.

Respiro por última vez, el breve perfume que dejó mi paso, tras sentir vuelvo a soltarlo de nuevo. Espero que en el próximo periplo de este tren sin frontera, el conurbano viajero que suba, pueda apreciar los vaivenes de las historias que recorren diario sus pasillos y asientos, se acomode con preciado viaje, acompañado de Morfeo, redescubra su alma, su paz y su guía e inspire el suave aliento que roza pulcro un sueño en esta vía.

A dónde irán los sueños y quien los califica, a donde irán las esperanzas y cuantas viajan perdidas.
A dónde irán mis sueños...

Lau

miércoles, 11 de agosto de 2010

Ensueño

Porque la luz litiga con las sombras
Y las marcas invisibles surgen
Las mañanas adolecen de encanto
Y las noches de un cálido manto

Voy disipando las dudas calladas a casa paso

Ávida tranquilidad de los sueños
Envuelven al alma marchita
De las luces perdidas en cánticos
De las noches templadas de encantos

Fueron duros los inviernos
Primavera inminente percude llantos
Estío de grandes praderas
Espera otoños más calmos

Voy disipando las dudas calladas a casa paso

Y surgiendo de aletargas cenizas
Cual ardiente fénix su fuerte linaje
Gravando la tierra firme se izan
Quemando dunas de un viejo encaje

Resurge inquieta tertulia encanecida
Esperando ser al fin lucra y sosegada
Codicia lisonjera la paz consuma hipada
Bajo los velos de un sábana enardecida

Voy disipando las dudas de quimera arrebatada

Acopia pensamientos párvulos de sangre
Encontrando la medida justa y sin más atada
Recata un final sosegado tupido con llave
Jubilosa voz endulza hacia su terminal hallada

Ya disipé las dudas de quimera arrebatada

martes, 10 de agosto de 2010

Todos los Días se me aparece la Historia

Todos los días se me aparece la Historia, en cada pensamiento, en cada conversación, en cada evento presente. Todos hacemos historia.

Historia es un cúmulo de acontecimientos del pasado y como tales producidos por cada uno de nosotros y nuestros ancestros, algo para conocer o algo que contar. No en vano tenemos la frase de “las batallitas del abuelo”, son historias reales donde el protagonista es la persona que las cuenta y que se remontan al pasado. Todos vamos creando historia en cada paso que damos y forma parte de la historia del mundo, anónima o conocida.

Cada persona que pasa por nuestra vida nos deja algo, a veces ni nos damos cuenta, pero probablemente con el tiempo, valoremos lo aprendido, una frase, una palabra, una experiencia, una mirada, una sonrisa…

Tucídedes dice que “La historia es un incesante volver a empezar”. Creo que todos los días nos abrimos los ojos después del despertar y a pesar de la agenda, creamos realidades diferentes que van marcando acontecimientos diferentes, planeados o no, pero dependen de nuestras decisiones. ¿Nos equivocamos? Quien sabe. Hay quien dice que los errores no son más que ilusiones creadas por nuestras emociones y nuestras metas. A veces los resultados son satisfactorios y otras veces no, pero no creo en los errores, creo en las experiencias y en su interpretación de los hechos acorde a mis expectativas y como impactan en mi. Los errores, creo que vienen marcados por los juicios ajenos. ¿Quién puede asegurar que metimos la pata? Creo que nadie, solo nosotros determinamos el desenlace.

Me gusta una frase de Camilo José Cela, “Hay dos clases de hombres: quienes hacen la historia y quienes la padecen”.

La diferencia entre unos y otros radica en los que deciden tomar acciones y los que las sufren decidiendo que no van a hacer nada al respecto, los que avanzan y los que se conforman.

Me he caracterizado por ser una persona inconformista, nunca me conformo, avanzo, lucho por lo que quiero y soy visionaria. Tengo muy desarrollado el espíritu crítico y me alegro.

Para mi, el inconformista es el que quiere más, es el que siempre está moviéndose de su zona de confort, el analista, el estratega… el que decide si quiere o no quiere, a pesar de las consecuencias. Discrepo de la autocracia, la imposición de ideas o acciones las cuales no dan pie a la libertad personal de elección, sea cual sea, desde aceptar ir a un lugar al que no quieres ir como el de aceptar la cultura del miedo.

La persuasión es un arma de doble filo cuando no tienes las cosas claras, cayendo en la manipulación, y creo que la peor de todas, es la persuasión social… ¿Quién decidió que las reglas y los valores sociales aceptados desde siglos atrás son inmutables?

La cosas cambian de dos maneras: se transforman o desaparecen para dejar paso a otra diferente.

Si las transformamos, nos basamos en algo existente y a partir de ahí evolucionan: por ejemplo, una mesa redonda, podemos transformarla en una mesa cuadrada, pero sigue siendo una mesa.

Si desaparecen, implica que existe poder de creación de algo nuevo, si una con una mesa, creamos una silla, ya no sigue siendo una mesa, acabamos de crear otra realidad diferente.

Creo que pasa igual con las ideas, para cambiar una realidad que no gusta, no sirve solamente el mutarla, necesita un cambio diferente. Si no nos gusta una dictadura, hay que quitarla para implantar una democracia, no evolucionarla, en cambio si tenemos una democracia, buscaremos transformarla y evolucionarla hacia algo mejor.

Partiendo de este concepto, la diferencia radica en las acciones, ¿cómo lo hacemos?... me imagino que cada uno tendría sus propias teorías, ¿Cuál es la buena?...

Creo que a cada uno nos sirven nuestras propias ideas y decisiones para alcanzar el éxito en nuestros proyectos, y vamos construyendo nuestra propia historia.

¿Cuál es tu historia personal y cual quieres que sea?

¿Quieres transformarla o quieres crear una nueva?

Decidas lo que decidas, yo me decanto por las dos, en ocasiones necesito transformar mi realidad, otras veces tengo que hacer borrón y cuenta nueva y vuelta a empezar.


Lo increíble es que es más fácil empezar de cero que transformar lo que ya existe… empezar implicar crear, nacer, visionar, hacer estrategias… mutar implica reestructurar sobre la base y volver a replantearte las cosas… la emocionalidad varía…

Decidas lo que decidas, piensa, que lo hacer por ti y en cada paso vas escribiendo y redactando lo que eres, lo que quieres ser y lo que serás y que siempre puedes empezar de cero, solamente tienes que decidir que en este momento empiezas otra vez, ¿Quién nos lo impide? Solamente nosotros.