Probablemente con nuestro victimismo y comparativo constante con los demás, no nos damos cuenta de lo valientes que somos, pero tendemos a minimizar nuestras hazañas pensando que al ser “pequeñas” no son suficiente y yo se mucho de eso… porque en algún momento me sentí pequeña y sucumbí al juego de la mente donde lo ajeno es mejor…
Tendemos a comparar lo bueno de los demás, los talentos, las habilidades, los éxitos con nuestros fracasos, falta de habilidad, malo que creemos que tenemos… y cómo no perder si siempre juego con desventaja… mis juicios negativos y victimismos sobre mí misma… y la culpa, mi mente… mis creencias… mi actitud victimista con el objetivo de darme pena a mi misma y justificar mi pobre desempeño o derrota como vil cruel de vil…
Afortunadamente ya superé esa etapa, y aunque a veces la mente inconsciente llega parca a intentar volver a sus costumbre pasadas, la mente consciente le pone la zancadilla para así no caer en pensamientos negativos y volver a la infancia con berrinches injustificados por el ego, que se enfada porque no salen las cosas exactamente como yo quiero que salgan… una de nuestras ilusiones, creer que ponemos controlar momentos, situaciones y personas…
Bueno… prueba superada, abracé mi sombra, la integré, la comprendí y puede dejarla ir a través de nuevos aprendizajes, empatía, conocimiento y mucho amor propio, porque yo era digna y merecía más.
Estuve años luchando entre el amor propio y el desamor propio, como vil partido de Wimblendon siempre en empate y con duración infinita. Al final del día acabamos agotados y a veces el marcador favorecía a uno y en ocasiones al otro.
Cuando cambié mi observador y empecé a ver las cosas con otros ojos, me di cuenta del desgaste de energía que tenía diariamente por esta viendo ese partido aburrido, continuo y sin ganadores, pero lo que es seguro que yo era la perdedora principal, pensado que era el juez de silla… una mera espectadora… y resultó que era ambos jugadores, por lo que estaba viviendo una dualidad imprecisa y peleando conmigo misma… una parte de mi, atacaba y se defendía para preservar su esencia y la otra parte de mi, atacaba y se defendía para que fuese engullida por la sombra, el ego y el victimismo, arrastrada al lado oscuro de la mente y las emociones.
Encontré una antigua leyenda Cherokee:
Un sabio anciano perteneciente a la tribu de los Cherokees, le contó este cuento a uno de sus nietos, para que entendiese un poco más sobre sus emociones. Al Cherokee le gustaba contar historias con el objetivo de hacer reflexionar a su nieto y, de esta forma despertar su conciencia. Cuenta la leyenda que el abuelo cada día al atardecer encendía una gran hoguera y, acto seguido llamaba a su nieto para conversar.
El niño se acerco como cada día a la hoguera. Como era de costumbre, su abuelo le estaba esperando….
Su nieto noto que su abuelo parecía nervioso, estaba inquieto. El pequeño con una voz titubeante le pregunto a su querido abuelo:
– Abuelo, ¿qué te pasa? ¿ Te encuentras bien? ¿Pareces enfadado?
Y él contestó:
–Algo dentro de mi esta sucediendo, Siento como si dos lobos estuvieran peleando dentro de mí, en mi corazón.
Uno de ellos es negro, es un lobo violento, lleno de rabia, vengativo, malo, lleno de envidia.
El otro lobo es blanco, el es noble, bueno, compasivo, generoso, está repleto de cariño y de amor.
Su nieto parecía no entender, le miraba fijamente, hasta que de repente y después de un largo silencio, le pregunto:
– Abuelo, ¿ y quién ganará la pelea?
Y el abuelo contestó:
– Aquel a quien yo alimente.
–Abuelo, no entiendo, ¿como pueden convivir los dos lobos en nuestro interior?
El abuelo miro fijamente a su nieto, acto seguido le respondió:
-En mi corazón, en el tuyo y en el de todos los seres humanos, viven dos lobos, uno es blanco y el otro es negro.
El blanco es amoroso, bueno y gentil, solo combate cuando tiene que cuidar a los demás o a él mismo.
El negro es violento y ante cualquier eventualidad desata su ira y enojo, pelea sin razón, está lleno de ira y odio, solo causa problemas.
Ambos son importantes, hay que alimentarlos en su justa medida, porque si solo me dedico a alimentar al lobo blanco, el negro se esconderá y lo atacará cuando me descuide. «Hemos de cuidar de los dos» si le presto atención solo al lobo malo, será más fuerte y usará su energía negativa cuando lo crea conveniente. Por ello, ambos lobos deben convivir en armonía y equilibrio.
Precioso cuento para entender mi luz y mi sombra, como Carl Jung le llama… que es diferente al Ego…
No es fácil lidiar con ambos, que están dentro de nosotros y mantener nuestra luz, a pesar de… es un reto, uno de los mayores que vamos a encontrar en nuestra vida…
A pesar de es una locución, un conector gramatical que me encanta y que me ha mantenido firme en muchas ocasiones… porque a pesar de… yo sigo siendo quien soy, a pesar de… saldré adelante, a pesar de… lo voy a lograr, a pesar de… yo sé quien soy… a pesar de… así soy, me gusta, quiero y no voy a dejar que experiencias negativas afecten a mis decisiones si estoy convencida, a pesar de… sigo en la lucha, a pesar de… no pienso rendirme…
Os recomiendo escribir muchos a pesar de, porque son motivacionales, nos inyectan energía, nos inyectan amor propio y nos ayudan a ver lo que realmente somos y queremos.
Yo lo hice hace poco y me di cuenta que muchos a pesar de, eran mentales y pequeños, no eran obstáculos tan grandes como yo creía y los que eran grandes… se volvía posibles, nuestros pensamientos crean nuestra realidad, y qué son pensamientos sino conversaciones con nosotros mismos a partir de nuestra creencias implantadas en nuestro subconsciente…
Heráclito y especialmente Platón con su alegoría de la Caverna, tendrían mucho que decir al respecto, en varios post he hablado al respecto como en el de Realidad interpretativa, pero tras estos años en silencio, evolucioné más allá de la mente y comprendí que la respuesta estaba en una frase de Gandhi “Si quieres cambiar al mundo, cámbiate a ti mismo”… correcto, para ver las cosas diferentes necesitamos evolucionar y para ello, necesitamos trabajar los 4 mundos y alinearlos, pero de eso hablaré otro día…
De mientras el primer paso es mirar hacia dentro, antes de mirar hacia a fuera… porque haciendo honor al concepto de la Mayéutica de Sócrates… las ideas y las respuestas están dentro de nosotros, aunque como el parto… es doloroso enfrentar verdades, aunque al final la alegría y la satisfacción merezca la pena.