martes, 26 de junio de 2012

PNL o Programación Neurolingüística y Los Anclajes


La PNL o Programación Neurolingüística, basa su nombre en que el cerebro humano es como un súper ordenador que puede ser programado por la propia persona con el objetivo de obtener un rendimiento óptimo. Podemos instalar, borrar y actualizar nuestros propios programas los cuales provienen de nuestras creencias, miedos, experiencias y educación. 

Nuestra capacidad para hacer cualquier cosa en la vida está basada en nuestra aptitud para dirigir nuestro propio cerebro (nuestro verdadero ordenador personal). No tiene nada de místico. Tampoco contiene ideología. Es una ciencia práctica que puede ser empleada por cualquier persona desde el primer momento.

El dominio de la PNL, permite, entre otras muchas cosas, realizar "modelajes". Si quiere mejorar en cualquier campo relacionado con los estudios, el deporte o cualquier otra afición, podrá usar las técnicas de PNL para avanzar con muchísima rapidez. Es como disponer de un atajo para el aprendizaje.

Pero además, la PNL resulta una "herramienta" extraordinaria para superar barreras mentales, mejorar la personalidad, incrementar la capacidad de comunicación y "crecer" como ser humano. Puede modificar conductas y hábitos negativos en cuestión de minutos. Tan grande es el campo que abarca que se instruye con técnicas de PNL a ejecutivos, profesores, médicos, deportistas de elite, militares, psicólogos y profesionales aventajados.

La PNL constituye un modelo, formal y dinámico de cómo funciona la mente y la percepción humana, cómo procesa la información y la experiencia y las diversas implicaciones que esto tiene para el éxito personal. Con base en este conocimiento es posible identificar las estrategias internas que utilizan las personas de éxito, aprenderlas y enseñarlas a otros (modelar); para facilitar un cambio evolutivo y positivo.

La PNL es el estudio de lo que percibimos a través de nuestros sentidos (vista, oído, olfato, gusto y tacto), cómo organizamos el mundo tal como lo percibimos y cómo revisamos y filtramos el mundo exterior mediante nuestros sentidos.

ANCLAJES

Hablar de "anclajes" es parte de la Programación Neurolingüística (PNL).

Nuestra vida está llena de anclajes, y se rige por anclajes, por lo tanto nuestras relaciones también, incluso cuando son con nosotros mismos.

¿Qué es un Anclaje?
Es la asociación automática entre un estímulo y una respuesta emocional. Por ejemplo: Cuando escucho una canción, ésta me recuerda a una persona y me provoca una emoción respecto a esa persona y a lo que viví con ella. Otro ejemplo: Cuando conduzco y veo que el semáforo está en rojo, me paro.
Esto simplemente demuestra que nuestra mente se puede transportarse del “aquí y el ahora” en cualquier momento y revivir visual, auditiva y kinestésicamente cualquier situación pasada.

Anclar es asociar, por lo tanto podemos aprender a unir conductas de excelencia por medio de señales las cuales pueden ser palabras, gestos, sonidos, entre otras.

Los anclajes también pueden percibirse de manera diferente acorde al contexto, por ejemplo: Escuchar el Himno nacional en la radio cualquier día o escucharlo el día de la fiesta nacional en el extranjero. La carga emocional, cambia.

Existen anclajes positivos y anclajes negativos:

Los anclajes positivos nos traen una buena sensación o nos ayudan a realizar alguna tarea… Buenos hábitos.
Los anclajes negativos nos causan una mala sensación o nos obligan a realizar algo que no queremos, actos repetitivos como malos hábitos…

Existen anclajes conscientes y anclajes inconscientes.
Los procesos de ansiedad o de depresión, por ejemplo, están basados en anclajes negativos conscientes e inconscientes.

Los anclajes que tenemos pueden impulsar o limitar.

Cuando un anclaje nos Impulsa. Ciertos estados internos como la alegría, el dinamismo, la confianza en si mismo, la seguridad y la concentración son estados favorecedores o estados recursos. Son estados óptimos que nos permiten vivir situaciones en posesión de todos nuestros medios.

Cuando un anclaje nos limita. La tristeza, la duda, la an­gustia, la frustración, son estados limitantes. Nuestra emoción es capaz de cegarnos y de actuar de manera imprudente, reaccionamos a un estímulo de manera emocional. Por ejemplo: ¿os acordáis de la película de Regreso al futuro? Marty Macfly cambiaba su actitud cuando le decían “gallina”, y reaccionaba por impulso con consecuencias que afectaban a su presente y futuro. Estas reacciones no distan mucho de la realidad… ya que cada una de ellas cambia el resultado obtenido.

¿Qué pasa cuando nos afectan a la hora de tomar decisiones? No actuamos o actuamos de manera irracional, por mero impulso.

Este tipo de anclajes nos van encerrando en nosotros mismos, se crea un círculo de miedos que nos limitan para avanzar y se forjar creencias que van llenado nuestro propio libro de reglas con “verdades” inamovibles y rígidas. Estos anclajes nos atan, no nos dejan seguir avanzando y vienen acompañados de emociones negativas para caer en revivir una y otra vez situaciones pasadas, nuestra mente las vuelve a vivir en todas sus dimensiones y con la misma carga emocional.

¿Cuántas veces pagamos por un mismo error? La respuesta es: miles de veces. El ser humano es el único animal sobre la tierra que paga miles de veces por el mismo error. Los demás animales pagan sólo una vez por cada error. Pero nosotros no. Tenemos una gran memoria. Cometemos una equivocación, nos juzgamos a nosotros mismos, nos declaramos culpables y nos castigamos. Si fuese una cuestión de justicia, con eso bastaría; no necesitamos repetirlo. Pero cada vez que lo recordamos, nos juzgamos de nuevo, volvemos a considerarnos culpables y nos volvemos a castigar, una y otra vez, y otra, y otra más. Si estamos casados, también nuestra mujer o nuestro marido nos recuerda el error, y así volvemos a juzgarnos de nuevo, nos castigamos otra vez y nos volvemos a sentir culpables. ¿Acaso es esto justo?  Los Cuatro Acuerdos, Miguel Ruiz

Pero de la misma forma en que podemos neutralizar anclajes negativos, podemos crear anclajes positivos. Existen ejercicios que sirven para eliminar la carga emocional de un anclaje, y por ende la reacción o conducta ante él, la cual yo decido y controlo, evito la reacción.

Podemos crear anclajes a la carta, analógicos o digitales, encadenados o apilados, fisiológicos o cognitivos e incluso, si me apuran, podemos colapsar anclajes o hacer auto-anclajes. Todo depende del gusto del consumidor :-)) Podemos anclar sentimientos, recursos, estados...
Ricardo Ros
¿Cómo lo consigo?

Para actuar un papel, un actor debe entrar en el estado interno correspondiente al perfil del perso­naje que encarna. Un rol de composición bien llevado le hace entrar en diferentes estados internos que él mane­ja en función de lo que quiere expresar.

Esto nos muestra que tanto entramos en un estado interno como salimos de él. Es una elección, pero hemos tomado la costumbre de seleccionar los estados internos que para nosotros corresponden a situaciones conoci­das, de modo que la mayoría de nuestros estados sobre­vienen sin intervención consiente de nuestra parte.

El papel de la fisiología es importante en la compo­sición del estado interno. Por ejemplo: negociar en un período de gran fatiga o luego de una enfermedad minimiza nuestra ap­titud para poner en juego nuestros recursos personales. Cuando se prevé una negociación importante y nuestra fisiología está debilitada, es mejor aplazar esa entrevista.

Así que para crear anclajes nuevos positivos y que me impulsen, necesito identificar cuál es el anclaje negativo, qué me lleva al revivirlo, la emoción que provoca en mí y cómo reacciono y así darme cuenta qué recurso es el que me falta para poder afrontarlo ya sin esa carga emocional y esa reacción o acción.


EJEMPLO 1:

Hábito Negativo: Selecciona el recurso que necesitas, es decir cómo necesitas sentirte. Cerciórate de que se trata de un estado interno y no de una idea o de un concepto.


PEREZA: Me cuesta levantarme por las mañanas, eso es una dificultad para mí. Voy a crear un anclaje que me permita saltar de la cama sin problemas.
Relájate, estírate bien y haz una profunda aspiración abdominal


PROCESO DE CAMBIO DE ANCLAJE:

1.    Lo primero que necesitas es encontrarte asociado con la experiencia, así que busca algún momento de tú vida en que te has levantado de la cama sin dificultad; puede ser lejano o reciente. Es mejor elegir el recuerdo más próximo: Ej. Cuando me levanté a las 5 de la mañana para coger un avión que me llevaba de vacaciones al Caribe y salté de la cama raudo y veloz, contento y dispuesto a enfrentarme al día.

Estar asociado y congruente significa recordar aquello tal como lo viví, qué veía, las formas, los colores, cómo me sentía, que pensaba, la emoción del momento… Se le llama VMA (Visualización Mental Asociada).

Y mientras ves esa imagen con la mayor precisión posible, recuerda los diversos sonidos de esta imagen, tú usted sientes que se produce en ti la “sensación recurso”. Concéntrate en esta sensación hasta estar ple­namente en contacto con ella. Amplifícala activando la imagen y los sonidos.

2.    En el momento en que "notes" la misma sensación que tuviste aquel día, fíjala, asóciala, ánclala, con un gesto, por ejemplo, aprieta la uña de tu dedo meñique de la mano izquierda con los dedos pulgar e índice de tu mano derecha y mantenlo apretado durante unos diez segundos.

Acabas de hacer un auto- anclaje. Repite la experiencia al menos tres veces para reforzar la sensación, sobre todo si la situación evocada es bastante antigua…

3.   Ahora verifica si funciona: Si aprieto la uña, experimento nuevamente el estado. Algunas personas acceden inmediatamente al estado recurso deseado. Otras, necesitan un entrenamiento progresivo. Este ejercicio requiere mucha concentra­ción.

4.    Haz un puente con el futuro, en VMD (Visualiza­ción Mental Disociada). A Piensa ahora en que te tienes que levantar de la cama mañana por la mañana a las 5 am, así que crea la pe­lícula de esta situación y proyéctate mentalmente ac­tivando tu ancla-recurso (gesto de apretar la uña). Tú te vas a ver actuar, está esta vez “disociado”, es decir espectador de ti mismo y ob­serva tú comportamiento (recurso) haciéndolo. Acabas de hacer una “transferencia de recurso auxi­liar” de un contexto al otro.

Si repito esto mismo varias veces, lo que voy a conseguir es asociar eso que no tiene nada que ver, apretar la uña, con una respuesta emocional positiva llena de recursos para levantarme.

Es decir, la próxima vez en que tenga pereza para levantarme, si yo aprieto la uña, automáticamente me vendrá la misma sensación que yo tuve el día de mi feliz viaje al caribe. Se habrá abierto un canal neurológico nuevo, que me permitirá poner en marcha nuevos recursos. En realidad, la pereza que yo sentía para levantarme era un anclaje negativo, nadie nace con pereza para levantarse. Por lo tanto, un anclaje sustituye al otro.

Ejemplo 2:

Situación que me provoca miedo, por lo que tengo que generar valentía: necesito tener confianza en mi mismo.

Negociación: Tengo que negociar un contrato con un cliente muy importante y con fuerte carácter y persistencia.

Para negociar, es necesario entonces comenzar por seleccionar y sintonizar el estado interno favorable a la negociación. ¿Cuáles son los “Estados Recursos” indispensables para el negociador? La confianza en uno mismo, el di­namismo, la disponibilidad, el coraje, la perseverancia, la concentración, la voluntad... Así que pregúntate qué estado recurso necesitas en la negociación precisa. Puede suceder que el estado más favorable para ti requiera de una composición particular de numerosos estados recursos. El estado óptimo puede encontrarse, por ejemplo, en un cierto porcentaje de confianza en uno mismo, de disponibili­dad y de agresividad.

Selecciona el recurso que necesitas. Verifica de antemano que se trata de un estado interno y no de una idea o de un concepto.

Relájate, estírate bien y haz una profunda aspiración abdominal

Cambio de Anclaje:

1.  Asociarse: Rastra en tu memoria el recuerdo de una situa­ción en la que ha experimentado este recurso. Ej. Confianza en uno mismo. Rastra en tu memoria el recuerdo de una situa­ción en la que ha experimentado la confianza en ti mismo.

2.    Ánclala: En el momento en que "notes" la misma sensación que tuviste aquel día, fíjala, asóciala, ánclala, con un gesto, sonido, palabra… repite cuantas veces sea necesario.

3.    Verifica: Cerciórate de que funciona el anclaje

4.    Haz un puente con el futuro: Visualízate en la junta con el cliente negociando, crea la pe­lícula de esta situación y proyéctate mentalmente ac­tivando tu ancla-recurso.

Somos capaces de hacer nuestros propios anclajes, cambiar la emocionalidad que nos producen y que nos lleven estos a una mejor calidad de vida cuando lo decidamos. Esto es saber que yo tengo el control sobre mi propia vida y nadie más.

Lau

ME AGRADEZCO EN LA NOCHE DE SAN JUAN

A veces, cuando se sufre una ruptura amorosa, solo vemos lo negativo, nos sentimos víctimas y solo pensamos en cómo hemos perdido el tiempo ...